Cualquier consulta ginecológica debe registrarse con una completa historia clínica que incluya todos los antecedentes personales y familiares de interés. Dentro de los antecedentes propiamente ginecológicos no podemos obviar las preguntas acerca de la:
- La edad
- La edad de la menarquia
- La edad de la menopausia
- La fórmula obstétrica, señalando la evolución de cada uno de los embarazos
- La patología ginecológica previa
- Las revisiones ginecológicas realizadas con anterioridad (diagnóstico precoz del cáncer de cérvix uterino o de mama)
- La anticoncepción actual o realizada en el pasado
- Los hábitos sexuales.
Otros antecedentes personales de interés hacen referencia al consumo actual o pasado de fármacos, el peso y la talla habituales, así como la adicción al tabaco, el alcohol u otras drogas.
Para la identificación del problema que origina el sangrado anómalo, alguno de los datos extraídos de la entrevista son de mayor relevancia y nos van a dirigir el método diagnóstico a realizar:
Edad: la posibilidad de un sangrado anómalo debido a una alteración en el ciclo ovárico es más frecuente cuando la mujer está en su periodo fértil, aproximadamente entre los 14 y los 45 años, siendo habituales en los dos extremos de este periodo (en la adolescencia y en la perimenopausia). En esas etapas los ciclos suelen ser irregulares debido en ambos casos a que la mayoría de ellos son anovulatorios (se produce el desarrollo folicular pero no la ovulación). En estos casos hablamos de sangrado o hemorragia uterina disfuncional, porque lo que subyace es un problema hormonal, la mayoría de las veces por falta de síntesis ovárica de progesterona.
Entre los 45 años y el cese definitivo de las menstruaciones (menopausia), la función hormonal ovárica se deteriora y tanto los ciclos como el sangrado menstrual se hacen aún más irregulares, llegando incluso a la combinación de reglas o sangrados abundantes con periodos largos sin menstruaciones. A estos trastornos es fácil que se sumen otros síntomas derivados del cese de producción estrogénica del ovario, parecida a la que ocurre después de la menopausia como sofocos, palpitaciones, insomnio, nerviosismo o tristeza injustificada.
Aunque puede ocurrir en cualquier edad, en este momento también son frecuentes los sangrados por causa orgánica benigna como los pólipos o los miomas.
Por encima de la menopausia, cualquier sangrado vaginal es anómalo y debe descartarse siempre la posibilidad de un tumor maligno. Cuando ocurre en mujeres muy mayores, una vez descartado patología tumoral, el hecho de sangrar es altamente probable que se origine por la atrofia genital.
Fórmula obstétrica: una mujer con historia de abortos espontáneos tiene más riesgo de padecer otro, y el sangrado no es más que un signo premonitorio de ello.
Antecedentes personales de enfermedad médica o quirúrgica: el hecho de estar tomando ciertos fármacos, sobre todo los anticoagulantes, incrementa el riesgo de sagrado anómalo, sobre todo de hipermenorrea (regla abundante)
Método anticonceptivo: si está usando un anticonceptivo hormonal, la irregularidad en el sangrado puede deberse a un mal uso (olvido, vómito) o a una dosis inadecuada. Actualmente hay una gran variedad de métodos anticonceptivos, tanto hormonales como no hormonales, que permiten adaptarnos al perfil de cada usuaria.
Relaciones sexuales: el aumento de parejas incrementa el riesgo de infecciones de transmisión sexual (ITS), y el mayor contacto con el virus del papiloma humano (HPV) aumenta el riesgo del cáncer de cérvix uterino.