La mayoría de las mujeres con insuficiencia ovárica, especialmente las más jóvenes, encuentran que es un diagnóstico difícil de aceptar desde el punto de vista emocional, pero tener información permite controlar diversos aspectos de la propia salud para convivir mejor con el cese de la función ovárica.
Con toda seguridad deseará volver a comentar diversos aspectos de su situación con el médico que le atiende: ¡hágalo! Una única visita no es suficiente para comprender los diversos aspectos del problema, cómo puede influir en su vida individual y de relación y qué opciones de tratamiento son las más adecuadas para su caso personal.
Cuando una mujer joven se encuentra en la situación de fallo ovárico, a menudo desea conseguir una gestación lo más rápidamente posible pero antes de nada…
Cuidar de mi salud
-El tratamiento de sustitución hormonal es necesario y siempre recomendable para evitar los molestos síntomas de la falta brusca de estrógenos, la osteoporosis y las alteraciones vasculares a largo plazo. Mejor cuanto antes se inicie el tratamiento y conviene continuarlo hasta la edad en que es más frecuente la menopausia (hacia los 50 años). La terapia hormonal puede ser en pastillas o bien en forma de parche o de crema en la piel.
Solo en los casos en que exista una enfermedad tromboembólica o tras el diagnóstico de un cáncer hormonodependiente este tratamiento estará contraindicado.
-Atender a la salud mental y emocional: es frecuente que el diagnóstico de fallo ovárico prematuro ocasione ansiedad y depresión de intensidad variable, sobre todo si no se ha cumplido el deseo de ser madre. La ayuda profesional permite encontrar el lugar donde elaborar y organizar los sentimientos que afloran ante este diagnóstico.
-Llevar un estilo de vida saludable: el ejercicio moderado habitual, la dieta rica en calcio y evitar el tabaco y el sobrepeso disminuyen el riesgo de osteoporosis y de enfermedad coronaria.